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Reyes P, Víctor

Título: Aproximación a la producción cultural militante desde la memoria histórica

Autor: Reyes P, Víctor M

Resumen

La producción cultural militante, entendida como creación expresiva estético-simbólica y de invención de imaginarios, mediada por una praxis político-militante en contraposición a cualquier forma de dominación de clase, estamento o colectivo social;  es una conceptualización importante a los efectos de poder conocer procesos históricos de interés, más aún cuando se trata de vincularla con la experiencia militante, ello facilita acercamientos a los procesos ocurridos a nivel de las comunidades organizadas, desde un enfoque novedoso. Por ello, en este artículo titulado: “APROXIMACIÓN A LA PRODUCCIÓN CULTURAL MILITANTE DESDE LA MEMORIA HISTÓRICA” se recoge la experiencia militante en el Comité Popular Guaicaipuro Uno; organización política de carácter marxista-leninista que tuvo su accionar desde 1970 hasta finales de la década de 1980. A través de la metodología cualitativa, incorporé el llamado triángulo cualitativo, conformado por: la observación participante; la entrevista cualitativa y los grupos de discusión, y adicional a ello, los referentes biográficos y autobiográficos, todo lo cual me permitió recopilar un importante insumo de datos a los efectos de consolidar la investigación sobre lo que he denominado: “producción cultural militante”, , la cual representa una contribución a la memoria histórica de la producción cultural militante en la “Casa de la Otra Cultura. 

Descriptores: Producción Cultural; Memoria Histórica; Socialismo del Siglo XXI; Marxismo- leninismo. 

Contenido 

Abordar cualquier proceso cultural, hoy por hoy, implica una concepción dialéctica de la cultura, toda vez, que se ha estructurado una conceptualización policémica muy amplia; tomando en consideración lo anterior, a los efectos de esta investigación me apoyo en la siguiente conceptualización: Sanoja y Vargas, (2013) manifiestan que cultura es una acción material, intelectual y espiritual, dinámica y transformadora de los seres humanos, en un proceso de creación y recreación de relaciones que los hace cultores y cultoras, pero a su vez productos de ella. (p 100), lo anterior se refleja a su vez en el enfoque dado en el Artículo 10 de la Carta de la Transdisciplinariedad (1994) al afirmar que: “…No hay un lugar cultural privilegiado desde donde se pueda juzgar a las otras culturas. El enfoque transdisciplinario es en sí mismo transcultural”; yo agregaría en consonancia con el espíritu de dicha “carta”, ¡por tanto más allá de la cultura!, lo que me lleva en consecuencia a tener una concepción amplísima de la cultura y aceptar las diversas formas de manifestación y representación colectiva en un momento determinado como un sistema de valores que permita: “…vivir en el mundo y existir con una personalidad propia entre seres humanos.” (Quintero, R, 1985, p 97).

La anterior plataforma conceptual acompaña la presente investigación, la cual he iniciado a partir del análisis de mi propia experiencia, logrando la siguiente aproximación: en Venezuela, a mediados de los años 1970, un colectivo de militantes revolucionarios, ante la situación de desorientación política por la que pasaba el movimiento popular de izquierda de aquella época, producto de la derrota de la lucha armada y en un proceso de rechazo a los mecanismos del sistema capitalista, decidieron crear el Comité Popular Guaicaipuro Uno, cuya sede fue construida a partir de 1974 por miembros de la comunidad en la calle El Placer del Barrio Guaicaipuro Uno de los Magallanes de Catia, Parroquia Sucre en Caracas.

Esta estructura política sirvió para difundir las ideas marxista-leninistas en el seno de la clase obrera en muchos centros fabriles del área metropolitana y de otros centros industriales del país, participando activamente en sus luchas a través de la divulgación de dichas ideas; siendo este, un proceso dinámico donde la participación del colectivo militante ha dejado una experiencia importante como memoria histórica, que vale la pena registrar, analizar y difundir en el seno de la clase obrera venezolana, en procura de consolidar su capacidad de lucha por la conquista del socialismo del siglo XXI. 

En el folleto titulado: ¿QUÉ ES GUAICAIPURO UNO?, editado por esta organización, se recoge el tipo de estructura; su misión; organización y plataforma teórica sobre la cual se sustentaba su accionar político; a continuación ofrezco un resumen del mismo. En la página cinco (05) del mencionado folleto se puede leer lo que constituye su misión: 

El comité popular <<GUAICAIPURO UNO>> es una organización autónoma, que justifica su existencia por lo desacertados que han sido los movimientos de izquierda al irrumpir en la vida política nacional, separando las luchas económicas de las luchas políticas, separando la teoría de la práctica, practicando el aventurerismo y el oportunismo, colocando las contradicciones del mundo socialista como primordiales, actuando con una política que no pasa en muchos casos de ser declaracionista, olvidándose de la autocrítica como instrumento fundamental para mantener la unidad de los revolucionarios. (¿Qué es Guaicaipuro Uno? P 5).

 

También en este folleto se presenta, la forma de organización por comisiones de trabajo, que:

Son el resultado de nuestra práctica política tendientes a organizar a los trabajadores bajo la guía del marxismo-leninismo. Nuestro comité se divide en siete comisiones de trabajo; que deberán estar integradas por un mínimo de cinco personas cada una, que tiene toda la semana para realizar sus respectivas actividades y un día para la evaluación interna. (pp 6-7).

 

 Estas comisiones dinámicas (producto de la praxis en el Comité Popular Guaicaipuro Uno) en gran medida interactuaron, teniendo como eje central la producción cultural de Claudio Cedeño; dichas comisiones fueron las siguientes: 

a).- Comisión Obrera, encargada del funcionamiento de la Oficina de Orientación Laboral en el local de la Casa de la Otra Cultural, a través de esta comisión, se dictaron cursos de sindicalismo y legislación laboral, educando a los trabajadores en la dirección de conflictos laborales.

b).- Comisión de Periódico, encargada de la planificación de la redacción de artículos para el periódico (el órgano informativo “La hoja de Guaicaipuro Uno” que llegó a publicarse hasta el año 1986 en un formato medio pliego en offset.),

c).- Comisión de Finanzas, Llevaba el control del 2% del sueldo nominal de cada uno de los militantes, así como el aporte de los diferentes amigos del comité.

 d).- Comisión de Propaganda, encargada de la elaboraron de pancartas, carteles alusivos a las actividades del CPG1 y del acontecer nacional, así como murales antiimperialistas, además de garantizar cursos de propaganda.

e).- Comisión de Local y Domingo, a través de esta comisión se garantizaban las actividades culturales dentro y fuera de “la Casa de la Otra Cultura”.

 f).- Comisión Ideológica, a través de esta comisión logramos nuclearnos alrededor de círculos de lectura, que periódicamente, tomando como referencia alguna temática específica y con un referente de fuentes biblio-hemerográficas, abordábamos a través de discusiones y análisis de la situación nacional e internacional. Esta comisión velaba por el activo ejercicio de la lectura de cada uno de los militantes,

g).- Y finalmente la Comisión de Jornada Gráfica: 

A través de la Jornada Gráfica Marxista se logró llegar hasta los colectivos de trabajadores, para difundir nuestras ideas, que no eran más que las ideas del marxismo-leninismo; con el detalle de ser ilustradas en su totalidad por Claudio Cedeño, cuyo contenido también fue construido por él, teniendo el cuidado de vincular la temática de ideas del marxismo-leninismo con el acontecer nacional.  

Las actividades que se realizaron en el Comité Popular Guaicaipuro Uno pueden catalogarse como una experiencia de acompañamiento colectivo dentro del proceso de creación individual de la producción cultural de Claudio Cedeño, o como lo expresara en su oportunidad Alejandrina Reyes, militante de esta organización política: “Para mí fue una comunidad de aprendizaje, una escuela sociopolítica de la vida” (entrevista a Alejandrina Reyes, 24/03/2009, Altos Mirandinos), es decir: fue un proceso militante de compromiso y acompañamiento que puedo dividir en cuatro momentos, a saber: 

Un primer momento que denominaré, momento activo-directo, el cual lo enmarco dentro de la intervención protagónica de militantes del Comité Popular Guaicaipuro Uno en la realización de la obra bajo la asesoría y enseñanza directa de Claudio Cedeño. Así mismo, dentro de este momento caracterizado por la reproducción de la obra de Claudio Cedeño se incluyen; jornadas de “muralización”; pancartas; afiches y las denominadas “pintas” (recurso propagandístico caracterizado por consignas hechas en paredes utilizando “spray” como recurso, tanto para la escritura, como para reproducir a partir de copiar a través de plantillas la obra de Claudio Cedeño) este proceso contaba con la participación activa de Claudio Cedeño, prestando además su asesoría, como lo manifiesta Denny Ortuño, uno de los militantes del CPG1:

Cuando hicimos un mural “contra la guerra” en la fachada de la Casa de la Otra Cultura, a medida que íbamos “boceteando” las imágenes, él nos explicaba lo de la combinación de los colores, las sombras y todas esas cosas, parecía más bien un curso, un taller de dibujo y pintura (Entrevista a Denny Ortuño, 28/06/2012, sede CANTV, Colegio de Ingenieros, Caracas) 

Considero que a través de esta experiencia, Claudio Cedeño tuvo la oportunidad de extender (por medio del dibujo y la pintura) su acción pedagógica, hasta el hecho militante en el CPG1, lo que de por sí le da una característica relevante a su producción cultural; además, con ello trascendió tanto el reducido espacio de las paredes de un taller de artes, como también los círculos cerrados del sistema de museos del país, haciendo su obra una herramienta sociopolítica en defensa de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras en Venezuela.

Un segundo momento que designo como momento activo-indirecto, el que caracterizo por la presencia activa y solidaria de los militantes del Comité Popular Guaicaipuro Uno en actividades de apoyo para dicha realización, bien sea en traslado de materiales o coordinaciones en apoyo a la realización de las actividades del CPG1. 

Un tercer momento que refiero como momento pasivo-directo, al que distingo como la presencia silenciosa expectante, en términos de Freire como un “profundo silencio activo” (Leis R, 2009), de militantes y simpatizantes del Comité Popular Guaicaipuro Uno, que concurrían a las actividades vinculadas a la producción cultural de Claudio Cedeño. Esta presencia expectante de militantes del Comité Popular Guaicaipuro Uno, que no obstante el hecho de no incorporarse activamente a labores prácticas de propaganda, “agitación”, entre otros, permitía un acompañamiento que significaba apoyo moral solidario. 

Lo anterior es importante señalarlo, ya que se ha tenido la falsa creencia que la participación se demuestra sólo en el involucramiento directo y práctico en determinada actividad demostrada ésta en los modos y maneras de involucramiento (actitudes e intenciones solidarias) directo en dicha actividad, desvalorizando otras. 

Y finalmente, un cuarto momento que tiene que ver con lo que he llamado como momento pasivo-indirecto, el cual identifico por la ausencia sentida, tanto del autor de la obra (Claudio Cedeño), como de militantes con alto grado de liderazgo político o referente teórico-político en el Comité Popular Guaicaipuro Uno al momento de la reproducción de la obra de Claudio Cedeño; todo ello conformado por dos elementos: la ausencia sentida momentánea,  vale decir, la inasistencia de algún referente (líder militante) al momento de llevar a cabo las actividades, y la ausencia sentida permanente, caracterizada por aquellos liderazgos referentes, que desde el punto de vista de la praxis militante influían en nuestro quehacer en el CPG1; ambos elementos constituyen referencias simbólicas que acompañaban las actividades militantes en el Comité Popular Guaicaipuro Uno, actividades que en la gran mayoría de las ocasiones giraban en torno o tenían como resultado la reproducción de la obra de Claudio Cedeño.

El producto generado a partir de estos referentes simbólicos se concretaba en distintos soportes, tales como: gráficas publicadas en formato tabloide denominada “Jornada Gráfica Marxista”, impreso a full color a través de rotativa litográfica, con ilustraciones y textos de Claudio Cedeño; llegó a publicarse en tres oportunidades: 1976 con un tiraje de 50.000 ejemplares; en 1978 con un tiraje de 80.000 ejemplares y en 1981 con un tiraje de 100.000 ejemplares. 

Para Franklin Bordones la Jornada Gráfica Marxista fue: “…un hito importante como elaboración teórica con ideas marxistas a través de la realización artística de Claudio”. (Entrevista a Franklin Bordones, 20 de mayo 2012, en su residencia, Parroquia El Paraíso, Caracas). Es importante destacar, esta organización política publicó en el año 1973, 5000 ejemplares del Manifiesto Comunista y al año siguiente 70.000 folletos con citas y textos revolucionarios. El proceso militante antes descrito estuvo signado por la producción cultural de Claudio Cedeño como significación simbólica, “…como cualidad de la vida emocional y sobre la manera que uno debería comportarse mientras está en este mundo.” (Hernández 2007, p 269), esta última aseveración de la autora nos remite a la estética como fenómeno intrínseco dentro de las actividades del CPG1, estética que impregnó la militancia política de cada uno de los que tuvimos el privilegio de compartir un lugar en la barricada construida por Claudio Cedeño con su quehacer político. 

Considero que el CPG1 se constituyó en espacio vital, en escuela dentro de un proceso de aprendizaje y enseñanza militante, a través del cual, Claudio Cedeño logró desbordar toda su potencialidad creativa heredada en un legado objetual de un valor inestimable, tanto para la recopilación de la memoria histórica de la Venezuela, como por ser referencia de un proceso militante cuya difusión implica el enaltecimiento de los valores de nuestra nacionalidad y la defensa de nuestra soberanía; por lo que la producción cultural de Claudio Cedeño cobra valor hoy por hoy como fuente documental educativa, que vale la pena conocerla; sumado a ello, constituyó un factor importante para que dicha producción cultural trascendiera el mero hecho artístico y así constituirse en un referente de interés dentro del fenómeno político venezolano.  

La producción cultural de Claudio Cedeño es un aporte significativo a la necesaria trascendencia de lo que llegó a conocerse en su época como paradigma de la desesperanza (Montero, M, 2006) en alusión a la apatía e indiferencia, perspectiva psicológica cuyo antecedente está desarrollado por Marx en lo que él denominó trabajo enajenado (Marx, C, 1968), esta trascendencia en principio se potenció a raíz de la concepción que Claudio Cedeño asumió como acercamiento a la realidad: 

Como es sabido, no se llega al conocimiento de la realidad concreta sino después de haber sometido la representación sensible de los hechos a un proceso de abstracción y estudio que nos permita retornar con nuevos elementos de análisis a lo concreto… (Mujica, J, Libro inédito).                                                                                                         

Para Claudio Cedeño toda su producción cultural fue concebida y generada a partir de la práctica, del trabajo creador, “como la objetivación de la vida genérica laboriosa” (Marx, 1975, p 82) ello caracteriza su postura política en cuanto a la producción en general y específicamente en lo que respecta a la producción cultural. A través de su producción cultural, Claudio Cedeño logró crear un espacio de encuentro, Bourriaud lo llama “intersticio social o estado de encuentro”, como espacio para el intercambio distinto al vigente en la sociedad globalizada; dicho autor afirma que “el arte representa un intersticio social” y entiende dicho término como: “…un espacio para las relaciones humanas que sugiere posibilidades de intercambio distintas de las vigentes en este sistema, integrado de manera más o menos armoniosa y abierta en el sistema global.” (Bourriaud, N, 2008, p 16), sin embargo, el proceso creador de Claudio Cedeño trascendió la producción de “…relaciones entre las personas y el mundo” (Ibidem, p 51). Ese espacio Claudio Cedeño lo construyó a partir de su militancia política, tanto en el Partido Comunista de Venezuela, como en el Comité Popular Guaicaipuro Uno, donde compartió su producción cultural, de alto contenido político, que tomó forma desde su praxis militante, bajo las ideas del marxismo-leninismo. 

La relación entre la producción cultural de Claudio Cedeño y el espectador trascendió la relación formal acostumbrada de lo meramente artístico, entre un remitente y destinatario: (Pierre Bourdieu, 1994) su obra y el resto, era más bien un colectivo que construía con el artista la obra, obra que trascendió lo artístico para convertirse en barricada de lucha; esa forma, ese rostro que nos mira, al decir Bourriaud, (2008), Claudio logró que se convirtiera en miradas colectivas interviniendo unas veces activa, otras veces expectante, pero en fin de cuentas comprometida en torno a un ideal.

Otra de las características de la obra de Claudio Cedeño es que fue más allá, su obra de arte se generaba desde la estética, desde el criterio artístico, para convertirse en vehículo de protesta, información, agitación, pero sin perder esa esencia artística que le proporcionaba el perfil profesional académico de Claudio Cedeño, dada su experiencia y preparación en la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas de la cual egresó y posteriormente fue su director, por otro lado el contenido no era reducido, no era un microcosmos, era una gran carga histórica que incorporaba las luchas del microcosmos como apéndice de lo macro, de la experiencia como memoria histórica.  La obra de arte de Claudio Cedeño toma forma no a partir de la limitada respuesta dada por el rostro que nos mira, al decir de Serge Daney según Bourriaud: “toda forma es un rostro que nos mira”, sino a partir de la interrelación comprometida entre él y el colectivo, cuyos intereses sociales económicos y políticos se reflejan constantemente, dada la actualidad en los contenidos que abordaba.  

Para Claudio Cedeño el acto de ejecutar su obra de arte no era un momento en el tiempo que queda documentado pero no forma parte de la obra de arte, y queda constreñido entre un colectivo convocado para que participe del momento de ejecución; para Claudio su obra era ejecutada en el marco de una lucha política de intereses de clases sociales, lo cual le da trascendencia al acto de ejecutar la obra de arte, es decir: su ejecución se daba muchas veces en varios momentos de su obra, cuando un tema para una serie de caricaturas publicables era escogido en colectivo en las reuniones realizadas en la “Casa de la Otra Cultura” (un local del Comité Popular Guaicaipuro Uno, ubicado en la Calle el Placer del sector los Magallanes de Catia de la Parroquia Sucre) y posterior a su reproducción en folletos, revistas o periódicos, era nuevamente reproducido por el colectivo bajo la asesoría de Claudio Cedeño, en tela o papel, para servir de apoyo en la marcha de protesta para exigir reivindicación económica de la clase obrera, el retiro de tropas imperialistas en algún país,  de celebración o conmemoración.

Otras veces, la Obra de Claudio Cedeño era reproducida en murales de tela o directamente en paredes, tales los casos siguientes: En primer lugar, el mural conmemorativo del cincuenta aniversario del asesinato de Pío Tamayo, realizado por militantes del Comité Popular Guaicaipuro Uno en una pared en la Plaza Bolívar del Tocuyo, en el Estado Lara, los días 15,16 y 17 de octubre del año 1985. En segundo lugar el mural hecho en tela de 3mtrs X 8mtrs, para “decorar” el escenario central del Aula Magna de la UCV, con motivo del acto titulado “Una canción para los masacrados, 27 de febrero de 1990”; el mencionado mural se hizo a partir del diseño realizado por Claudio Cedeño titulado “Matanza del Amparo”. 

Claudio Cedeño asumió su creación artística como una autoría compartida con los militantes del Comité Popular Guaicaipuro Uno, él permitía a sus compañeros de lucha involucrarse en su obra, intervenirla, acompañarla; por otra parte, las relaciones de Claudio Cedeño,  su obra y el resto, las asumió como un colectivo que construía con el artista la obra, obra que trascendía lo artístico, para convertirse en barricada de lucha; considero que él trascendió el lugar: “…geométrico de una negociación entre numerosos remitentes y destinatarios.”, del que habla Bourdieu, P, (1994, p 29) ya que la dinámica creativa entre Claudio; su obra; la militancia del Comité Popular Guaicaipuro Uno y el público espectador (si le puedo colocar ese nombre a los convocados a las concentraciones, marchas, conflictos etc.) fue muy compenetrada, entrelazada por el compromiso político, lo que caracterizó su producción cultural. Considero que esto es una trascendencia de la obra en cuanto a su necesidad de comunicación social ante la realidad del país, toda vez que su contenido propositivo de la lucha por un mundo mejor, mantiene plena vigencia. 

Claudio Cedeño ejecutó su obra en el marco de una lucha política de intereses de clases sociales, lo cual le da trascendencia al acto de ejecutar la obra de arte, es decir: su ejecución se daba muchas veces en varios momentos de su obra, cuando un tema para una serie de caricaturas publicables era escogido en colectivo en las reuniones realizadas en la “Casa de la Otra Cultura” para ser reproducida en pendones de tela, los cuales participarían en la marcha de protesta para exigir reivindicación económica de la clase obrera, el retiro de tropas imperialistas en algún país,  de celebración o conmemoración; por lo tanto, estamos en presencia de un pedagogo militante que permitía a sus compañeros de lucha involucrarse en su obra, intervenirla, acompañarla, en un ejercicio pedagógico a partir de la militancia política en el Comité Popular Guaicaipuro Uno.

Además, Bourriaud nos habla de los procedimientos relacionales, como un repertorio de formas comunes, de vehículos no inmutables, que el artista encara desde tres ámbitos: estético, histórico y social:   

En la producción cultural de Claudio Cedeño se aprecian los tres puntos de vista (estético, histórico y social) que refiere Bourriaud (1994) pero transversalizados por un cuarto “punto de vista”: el político como postura militante ante la vida, su postura política ante su realidad, dando por resultado una producción cultural de una excelente pero particular calidad artística; un alto contenido social (como posición política a favor de los trabajadores) y un amplio registro del acontecer histórico venezolano. En consecuencia, Claudio Cedeño generaba la forma colectiva de transferencia de su obra, más allá del simple “…paso de testigo entre el autor y el que mira”.(BOURDIEU, P, 2010, p 125), bien sea por su iniciativa propia como “creativa individual” que luego permitía su reproducción o intervención en distintos soportes por parte de la militancia del Comité Popular Guaicaipuro Uno, o como decisión colectiva tomada en dicha organización y que Claudio Cedeño asumía como militante; por ello, la mirada del espectador implica una compenetración con el contenido de la producción cultural de Claudio Cedeño, toda vez que: “Los hombres son libres de reconocerse en las obras de arte justamente en la medida en que han opuesto resistencia a la nivelación general. (Horkheimer, 1973, p 116).

 

Lo de Claudio Cedeño fue una interacción dialéctica de militancia comprometida entre él, como sujeto creador; su obra como herramienta de educación política y el espectador como sujeto interesado, en tanto que reflejado e involucrado en su producción cultural; o como lo afirma Bourdiau, (2008). “Las obras exponen los modos de intercambio social, lo interactivo a través de la experiencia estética propuesta a la mirada, y el proceso de comunicación, en su dimensión concreta de herramienta que permita unir individuos y grupos humanos.”(p51), la producción cultural de Claudio Cedeño es un registro histórico que refleja el contenido de su militancia en tanto que praxis sociopolítica alimentada a lo largo de 70 años de vida; su interpretación de la realidad y su postura política le permitió un enfoque particular ante el hecho artístico, cuyo producto lo podemos enmarcar como producción cultural, en tanto que fenómenos, prácticas y objetos simbólicos de una gran carga estética y trascendente.

 

Al respecto, es importante señalar, que la concepción de Claudio Cedeño con respecto a la Producción Cultural, que en su caso se circunscribe a la técnica del dibujo y pintura, donde destaca el género de la caricatura, fue muy amplia, prueba de ello la siguiente opinión:

 

Ayer, como hoy, considero que el dibujo político fue, es y será un oficio digno. A eso debe su intrascendencia en la sociedad presente. Por mi parte, continuaré cultivándolo mientras pueda e invito a todo el que lo practica, a persistir en su defensa enfrentando las dificultades". (Libro inédito)

 

Para Claudio Cedeño, oficio digno se circunscribe al trabajo humano en contradicción con la sociedad capitalista, toda vez que se trata de un instrumento para la denuncia, de allí su llamado a la defensa ante las dificultades, como a continua expresa:

 

Desde mi punto de vista este oficio debe mostrar lo que ocurre en el país, procurando que esté lo más ajustado a la verdad, como debe ser. El caricaturista debe ser un luchador social, tener sentimientos progresistas de solidaridad con los explotados, con los oprimidos que existen en la sociedad porque esa es la función desde que aparece la caricatura.(libro inédito)

 

En Claudio Cedeño, el criterio de verdad va de la mano con el compromiso de clase a favor de los explotados y oprimidos, por lo tanto lo que el caricaturista construye como representación de la realidad debe ajustarse a dichos intereses; no obstante lo anterior, Claudio Cedeño manifiesta que lo que él representaba en sus caricaturas iba en función de su propio punto de vista, con lo que deja un “intersticio” en lo que respecta a este tema de la realidad, su representación, el criterio ético de la verdad, y el compromiso de clase ante los acontecimientos de la sociedad.

 

El proceso creativo de Claudio Cedeño advertía la incorporación en su obra pictórica (la cual se caracterizaba por una constante utilización de la técnica mixta) del recurso de la caricatura, como se puede apreciar en innumerables pinturas hechas al óleo, así como también en la siguiente afirmación:

 

El trabajo con el paisaje fue mi verdadera escuela como pintor, fue la experiencia que me dio formación y los recursos para desarrollar la pintura, pero mi búsqueda, el camino que escogí, es el mismo que inicié con la caricatura, que es el del relato gráfico. Y es que mi intención es política. Yo pinto lo que veo sin alterar los elementos que están ahí, pero dispongo la representación en función de mi punto de vista, le agrego, se puede decir así, mis propios contenidos (...) Yo he hecho de la pintura una continuidad de la caricatura y lo he hecho conservando su propio carácter. (Libro inédito).

 

De igual manera cabe señalar, que Claudio Cedeño consideraba que en su producción cultural la realidad era una “representación intencionada”, es decir:

 

Mis pinturas son testimonios de la realidad, pero son más que todo una interpretación, casi iguales a las caricaturas. Entonces, esa pintura es un paisaje, pero ahí hay una interpretación mía, algo que yo puse ahí para hacer reflexionar a la gente más allá de esa escena. (Libro inédito).

 

Tomando en cuenta todo lo antes desarrollado (tanto en lo atinente al desarrollo teórico, como en lo que respecta a mi praxis); que de por sí tiene plena vigencia, más aún, en estos tiempos, signados por el proceso revolucionario bolivariano, en los que se hace necesario contar con un instrumento simbólico y estético de la calidad de la producción cultural de Claudio Cedeño, garantizada por la preparación académica formal en el ámbito de las artes plásticas,  lo que permitió a Claudio Cedeño, crear su obra artística con un alto nivel de calidad, tanto en las técnicas utilizadas, como en el contenido de las mismas, haciendo trascender dicha calidad a los elementos simbólicos y estéticos que logramos en el CPG1; me ha permitido construir la siguiente aproximación conceptual de lo que denomino producción cultural militante: creación expresiva estético-simbólica y de invención de imaginarios, mediada por una praxis político-militante en contraposición a cualquier forma de dominación de clase, estamento o colectivo social. Considero que a partir de dicho concepto se puede abordar cualquier experiencia político-social, ello me permite afirmar, que estamos en presencia de una experiencia muy novedosa, donde confluyen, tanto variados elementos en cuanto a tendencias de la “plástica” dentro del ámbito artístico (vale decir, el recurso de la caricatura dentro del ejercicio pictórico), como en lo que respecta a la política (entendiendo ésta como praxis militante) dentro del contenido de la obra creada, en términos de la concepción de la realidad, los criterios acerca de la “verdad”, como valoración comprometida y postura ante el acontecer social en Venezuela y el mundo; todo ello otorga a la producción cultural de Claudio Cedeño, (en términos de experiencia militante) una pertinencia ante el proceso de cambios, que desde hace ya veinte (20) años ocurre en Venezuela, que ha sido dado en llamar acertadamente como el inicio del Socialismo del Siglo XXI.

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