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El Joropo como Expresión Socio- Cultural del ser Venezolano.

Título: El Joropo como Expresión Socio- Cultural del ser Venezolano y su relación con el Mundo

Autora: Yosmar Molina P.

 

Resumen:

 

El Joropo  como espacio para el dialogo, donde lo lúdico y recreacional sirve como códigos que permiten la sinergia entre los actores que intervienen en esta expresión socio- cultural, por  lo anterior la investigación persigue dar VISIBILIDAD DE MODELO ALTERNOS BASADOS EN LO LOCAL, COMO POSIBLES ESPACIOS DE CONSTRUCCIÓN DE VALORES DE ARRAIGO, PERTENENCIA, SOLIDARIDAD DEL SER COMO SU SOCIEDAD, dialogando en torno a la siguiente inquietud ¿En qué medida el Joropo como expresión socio – cultural puede reinventar el ser venezolano y su relación con el mundo, de acuerdo a la lógica de cultura local que permitan visibilizar construcciones en el imaginario social basadas en las Prácticas Cotidianas? Basado inicialmente en una investigación de naturaleza Cualitativa, donde el método es de carácter etnometodológico, el cual intenta estudiar los fenómenos sociales incorporados a los discursos y acciones a través del análisis de la actividad humana, mediante la aplicación de la técnica de Testimonio Focalizado aplicando el análisis de discurso del Libro Fuente “Pueblo cuenta su historia con el joropo”, surgido de los saberes de un Pueblo Autor y en la cual participe como parte del equipo de investigadores y que recoge claves antropológicas, geográficas y artísticas, pudiendo ser trabajadas como dato o información primaria para acercarse a la complejidad socio cultural reunida en el joropo.


Contenido: 

El presente trabajo se constituye en el anteproyecto del trabajo de Tesis Doctoral para optar al título de Doctorado en Ciencias para el Desarrollo Estratégico de la Nación, denominado el joropo como expresión socio- cultural del ser venezolano en su relación con el mundo, el cual tiene como propósito analizar esta expresión recreacional, lúdica y festiva como posible resemantización del ser venezolano en su relación con el mundo, mediante la identificación de las diversas prácticas y procedimientos de la cultura local de los Llanos Centro Occidentales como valores que relacionen el sentido de identidad, pertenencia y valores subyacentes de los sujetos de estudio, conformados por el registro etnográfico realizado por el Grupo de Investigación de Etnología, Etnohistoria y Arqueología (GRIET) de la Universidad Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora (UNELLEZ), a través de un libro fuente publicado de manera digital por esta agrupación de investigadores denominado “El Pueblo cuenta su historia con el Joropo”. 

1er. Momento: contextualizando la investigación 

La globalización es un proceso básicamente económico y tecnológico que implica el desarrollo de esquemas que tienden a la maximización y aumento constante de las relaciones económicas en términos de mercado e intercambio; en donde la lógica y la dinámica del mundo bursátil tiende a prevalecer e imponerse sobre la lógica y dinámica política ejercida desde el Estado Nación, y por ende condiciona o modela conductas y comportamientos individuales y colectivos que tienden a la imposición de patrones de consumo distintos a la realidad y necesidad de los ciudadanos. 

Por ello, la Globalización supone la mundialización, la internacionalización y expansión de las economías; pero a criterio de la comunidad académica esta se encuentra sobre dimensionada al punto de distorsionar fenómenos locales; en este sentido González (2000) señala que “la globalización se ha hecho un ´termino omnipresente del cual se oye hablar en todas partes encontrándose presente en una diversidad de procesos y situaciones”(p.140), es decir, se tienden a calificar situaciones locales como consecuencias de la globalización.

Esta falsa acreditación de la transformación en la dinámica en los entornos habituales de los seres, afecta la acción comunicacional y más importante aún la percepción del individuo de su entorno, en donde las relaciones socio- afectivas se encuentran en permanente tensión, dada la imposición deformada de un modelo económico, no consonó con la realidad local.

En este sentido, las expresiones socio- culturales se ven afectadas por la tensión de orden socio- afectivas que son modeladas por el modelo económico, al punto de converger ante las presiones propias del capital; un ejemplo, explícito de estas afirmación, se aprecia en el desarrollo de las festividades entorno a los Diablos Danzantes de Yare, la carnavalesca celebración de los Carnavales del Callao o las conmemoraciones festivas dadas en el Estado Zulia, en homenaje a la Virgen de la Chinita; fiestas que reúnen un importante número de participantes, turistas y organizaciones de cofradías, en torno a un espectáculo que perdió el sentido de ritual litúrgico pasa convertirse en espacios de espectáculos y de grandes movimientos económicos, para el año 2020, por ejemplo la Alcaldía del Municipio Maracaibo y San Francisco destinan ochenta mil (80.000) dólares, para el Festival Gaitero a celebrarse en el mes de Noviembre, valor inherente solo al reconocimiento de las agrupaciones participantes en las diversas categorías del evento musical.  

A este escenario no escapa los diversos festivales de baile de Joropos, realizados en la región venezolana y parte occidental del llano colombiano, en donde la tradición cultural propia de la realización de este tipo de encuentro dancístico, musical, de oralidad, formación va dialogando y triangulando un conjunto de términos que en palabras de sus propios cultores y cultoras, van jerarquizando el joropo, evidenciando un dialogo reflexivo y más importante aún, nacido desde los propios y propias hacedoras de esta manifestación y expresión cultural.

Desde el campo de la acción comunicacional, entendiendo esta como el conjunto de relaciones socio- afectivas y productivas de los individuos, la Globalización actúa como un modelo hegemónico socio- cultural occidentalizado impuesto; y altamente discriminatorio de otras formas que no sean la institucionalizada por el modelo de dominación del poder, lo que se traduce; en la invisibilización o extinción de otras formas de organización socio- políticas que no tributen al modelo de producción de capital, afectando la percepción del hombre sobre su propio espacio y de su forma de comunicarse e interactuar socialmente, un ejemplo de la idea anteriormente expuesto, es el cambio de orden tecnológicos (microelectrónica, los ordenadores, las telecomunicaciones, entre otras formas) que se han convertido en un obstáculo en la consolidación de relaciones inter-personales. 

En el mismo orden de ideas, la incorporación de las herramientas tecnológicas – uso de teléfonos celulares, cámaras con mejores capacidad de almacenamiento y fácil uso de sus operadores y usuarios, entre otros- hacen que los tiempos de difusión y transmisión de los eventos de cualquier orden, sean de fácil accesibilidad, tanto para la persona que realiza el registro como la utilización de canales para su permanencia en el tiempo y su difusión; pero a su vez, y de manera contradictoria, la tecnología, según Daza (2011) se presenta de forma premeditada cuando la subjetividad tanto del emisor del mensaje como el usuarios del mismo, está condicionada por el estado de ánimo, las circunstancias externas, los sentimientos, actitud evaluativa, las generalizaciones y los prejuicios entre otras; los cuales están condicionados por el ordenamiento socio occidental. 

El escenario anteriormente planteado ha fomentado la tendencia a desdibujar la singularidad de las personas, quienes se ven obligados a utilizar canales ajenos a su realidad – mass medias- como mecanismos de visibilización, y más importante aún es el proceso de resemantización de los términos de ciudadano, ciudadanía, habitantes que afectan de manera directa la percepción que se tiene de la república, nación y soberanía, dado que el modelo global impuso una nueva resignifcación de estos términos en respuesta a su afianzamiento como poder hegemónico, un ejemplo de ello, son los términos acuñados a ciudadanos sin fronteras, ciudadanos universales, ciudadanos post modernos, entre otros términos afines. 

Toda esta problemática ha generado en diversas disciplinas de las ciencias sociales (antropólogos, comunicólogos, geógrafos, biólogos, sociólogos entre otros) un variado conjunto de propuestas para el desmontaje del sistema de dominación ideológica unidireccional, lo cual genera como consecuencia nefasta la extinción de otras formas de organización socio- políticos que no tributen al modelo de producción de capital; siendo la de mayor resonancia el término de “lugarización”, entendida esta, como una serie de componentes físicos y humanos que hacen alusión al lugar, este último concebido como un determinado espacio geográfico delimitado por un territorio medianamente pequeño.

Pero más allá de este pre definición, el lugar tiene su propio ambiente y su propia cultura. Aunque en este proceso de resemantización del hombre y su contexto, autores como García Canclini, Martín Barbero y Brito García, - en este último autor, quien reflexiona sobre la percepción e identidad del venezolano- exponen nuevas formas de reconfiguración de términos como el espacio, ambiente y lugar, que refleja de una manera más dinámica el tejido social- cultural- tecnológico – político y comunicacional del hombre y mujer contemporánea. 

En este última expresión, de una nueva reconfiguración del hombre y su espacio, la Globalización inoculo la idea del hombre en colectivo y a su vez, desdibujar la singularidad de las personas, manipulándolo a la puesta en valor de los lugares e intereses que tienen que ver con la satisfacción de la necesidad de identidad como ser único, personal y levemente comunitaria. Citando a González (2000) “La gente busca reencontrar su propia singularidad y la de los que con ellos viven en función de los intereses que le son comunes” (p. 39).

En un diálogo de contradicciones entre la Globalización y su aparente opuesto la Lugarización, González (2000) sostiene que este primer término tiene una “serie de impactos locales, donde la tendencia es homogenizar el mundo a través del mundo bursátil y los medios de comunicación, atentando de alguna manera contra las culturas nacionales y propias de la región, tradición y costumbre… las nuevas formas de producción, la facilidad en las comunicaciones y en el transporte, la apertura de las fronteras nacionales y otros fenómenos asociados, determinan, hoy más que nunca, los patrones de manufactura, distribución y consumo” (p.135), lo que modela y condiciona a los términos del mercado. 

A diferencia de la lugarización, se conforma de pequeñas empresas locales o nacionales, de capitales vernáculos, que no pueden competir con las estrategias de expansión de capital global, dado que la penetración de los bienes y servicios transnacionales ha sido casi total en todas partes, siendo la economía local golpeada; sin embargo, demuestra su capacidad de adaptabilidad al contexto socio – espacial, lo que le permite ser capaz de conservar y garantizar a través de su nicho natural su sobrevivencia dentro de la sociedad.


Un ejemplo de la afirmación anterior, puede visualizarse a través de los Festivales de Joropo en la región colombo- venezolana, donde diversas escuela con  el transcurrir del tiempo van condicionando el baile de pareja a expresiones coreográficas realizadas por grupos, que a su vez, se mide a través de las escuelas dancísticas que van creando huellas o sellos de reconocimiento entre sí.
 

El contexto nacional venezolano, no escapa a esta realidad, en este sentido Beck (1998) sostiene que esta relación de dicotomía inicialmente entre la globalización y la lugarización, también afecta severamente a la política y la defensa de los Estados, como entes nacionales soberanos y reorientan las relaciones de los actores transnacionales. 

La Nación, al igual que el individuo sufre una proceso de resemantización que implica desde la desconstrucción y reconstrucción del poder e identidad, afectando en consecuencia lo cultural, lo social y lo económico, dado cabida a un proceso de reorganización de la sociedad, que en los actuales momentos, se encuentra en el desmontaje de un sistema socio- económico de orden capitalista para la instauración de un modelo más consonó a los intereses y cultura del venezolano denominado socialismo. Lo que evidencia, permanentes tensiones entre los grupos de intereses cuya intencionalidad se concentra en la satisfacción individual y personal mediante la acumulación de capital; y la nueva mirada socialista que resemantiza lo colectivo como escenario de confrontación y consolidación de metas sociales en común, acordes a los principios morales que garanticen la mayor suma de felicidad de sus ciudadanos y habitantes, frente a los poderes hegemónicos dominante.

Para resumir el contexto planteado por la investigadora, se estima inicialmente confrontar la manera en que la globalización como modelo económico maximiza la acumulación de capital en manos de muy pocos individuos, quienes modelan a través del uso del poder hegemónico patrones socio- culturales que afectan a los Estados-Nación y su sociedad, en función de los intereses de sus instrumentos: las empresas transnacionales; y como el Estado-Nación en el caso venezolano, genera un conjunto de políticas, programas y acciones tendientes a proteger la voracidad del capital foráneo, la imposición de modelos sociales no vinculantes a la realidad y contexto nacional y más importante aún, el reconocimiento de la identidad del ser venezolano como valor que exalte el sentido de pertenencia del ciudadano y habitantes como elemento de apropiación del concepto de nación, más allá de la simple territorialidad del país.   

Otra idea expuesta con anterioridad, se refiere a lo sobredimensionado de la globalización como modelo acelerado de comunicación entre expresiones interculturales, lo que acelera los procesos de transformación de las manifestaciones artísticas y a su vez, va condicionando la estética y redimensionando valores sociales propios de la cultura centro europea, en perjuicio de la tradición y legado generacional de determinadas expresiones culturales. 

En el caso del joropo, comienza siendo una expresión de cortejo y acercamiento entre una pareja conformada por una mujer y un hombre con el fin de iniciar un cortejo o enamoramiento, para resemantizarse en un baile de conjunto coreografiado en figuras geométricas y otros movimientos que se distancia del interés originario de esta manifestación artística, lo que evidencia la permanente dinámica que sufre la cultura y como está responde a procesos de adaptación a nuevos códigos sociales.  

Caracterización 

Partiendo del principio sociológico de la lugarización como un concepto que revaloriza la naturaleza de la localidad, la cual persigue explícitamente la búsqueda de la identidad personal y local, privilegiando lo autóctono, lo vernáculo, lo natural y lo singular, según García Canclini (1990) ocurre una nueva construcción del individuo y su percepción dada la capacidad de adaptación y  la posibilidad de comprender otras estructuras de organización social que tributan a otros factores de mayor importancia, más allá del factor económico, es decir, la heterogeneidad como discurso “donde los otros, tienen algo que decir”, lo que da cabida a la visibilización de otras formas de organización social más armónicas tanto con la naturaleza como en el crecimiento del hombre en sociedad. 

Por lo anterior, el joropo como expresión lúdica y recreacional propia de los llanos colombo- venezolanos, se construye como un espacio ecléctico propio de las fiestas o como se denomina en los llanos occidentales de parranda, en la que participan un conjunto de actores entre ellos, músicos, bailadores y bailadoras, cantantes, los azadores de carne, los cocineros, entre otros;  quienes conviven tradicionalmente con un conjunto de códigos que le permiten más allá del disfrute colectivo, producir una sinergia social que se confronta y dialoga, sin romper el orden preestablecido por el conjunto de los actores participantes. Es decir, en las parrandas del joropo, se evidencia una forma de organización social, diferente a la estructura organizacional de la sociedad. En este sentido, la fiesta encuentra una organización más vertical, influencia por las características del espacio físico donde se desarrolla la festividad, la cual generalmente son espacios abiertos e informales propios de las haciendas, calles y festivales competitivos públicos. 

De allí la importancia de la lugarización como un elemento que modela la relación del individuo con su entorno, lográndose vincular a la naturaleza y el ambiente como elementos que inciden positiva o negativamente en el ordenamiento social alternativo, en el cual elementos como la territorialidad, el lugar, el espacio inciden en la percepción de los individuos y sus relaciones inter personales y la relación con el ambiente. 

Es decir, la lugarización relaciona como idea fuerza al hombre y su entorno, siendo el joropo esa expresión en donde  reaparece  otro factor poco valorado, como la oralidad a través de relatos cotidianos asociados a la ocurrencia de acontecimientos supraterrenales, es decir,  el reconocimiento de la existencia de “fuerzas, energías” espirituales , que inciden en la cosmovisión del individuo identificando “seres o entes que inciden en el destino y organización social”; pero esta relación con la espiritualidad no es un elemento predominante y de jerarquía en el ordenamiento;  pero si se reconoce su existencia como un elemento común y parte del imaginario cultural del hombre. 

La creación de una oralidad basada en lo supraterrenal, permite la   socialización del hombre; planteándose otros componentes de importancia en la relación de intercambio, y fortaleciendo uno de los componentes muy propio de la llaneridad, la cual, es la “relación de familiaridad o vínculos de familias ampliadas” que a través – generalmente de la oralidad- acredita las operaciones comerciales, lo que incentiva la productividad de un modo diferente a la sociedad globalizada. 

El Joropo como espacio de discusión entre el pasado y el futuro del ser venezolano 

Inicialmente se parte de la premisa que la globalización es un acontecimiento socio – económico que redimensiona a la sociedad, en este sentido, Castoriadis citado por Antequera (1999) habla de “la fragmentación de la sociedad y reagrupación de la misma en tribus, las cuales asumen la disolución del vínculo social y el paso de los colectivos sociales al estado de átomos individuales” (p. 54)  conlleva una mirada filosófica de la posmodernidad; en la que el individuo es parte  de un proceso de personalización mundial  y que opera bajo el ´abandono de la política como espacios de luchas colectivas y de clase, de confrontación ideológica´ para convertirse en espacios en donde los individuos migran hacia el mundo cerrado a la satisfacción de sus propias demandas.

A diferencia del escenario anteriormente descrito el joropo como expresión socio- cultural, ha permitido y permite generar comunidades tanto vivenciales, es decir, los encuentros en festivales, parrandas y fiestas como virtuales mediante la posibilidad de realizar el registro tecnológico y sistematizado para la conformación de nuevos escenarios de confrontación y disertación que giran a intereses en común y que de alguna manera, permite dialogar y evaluar entre los actores participantes los cambios de semántica a los cuales está sujeta esta expresión artística, y que de alguna manera, apuntan a cuestionar el pasado, lo tradicional, lo transmitido de generación en generación a través de la oralidad; con el futuro, la capacidad de adecuarse a nuevos lenguajes sociales, que le garanticen su perpetuidad en el tiempo, y más importante aún, su apropiación como valor de identidad de lo venezolano y del ser venezolano. 

Situación problema 

Más que el planteamiento de una situación problema la presente investigación pretende visibilizar algunos constructos sociales, propios y consensuados entre los habitantes de un espacio físico que tienen en común al joropo como una actividad recreacional, que implica elementos sociales y productivos, basados en otros valores más cónsonos a la organización de sus habitantes, es decir,  comprender modelos alternos socio- productivos basados en lo local, como posibles espacios de construcción de valores de arraigo, pertenencia, solidaridad del ser como su sociedad, ante la abrazante realidad del modelo hegemónico del poder económico del capital.

En este sentido, se presentan algunas ideas que permiten comprenden la manera en que se construyen estas relaciones sociales simbióticas, basados en la Teoría del Control Cultural de Guillerno Bonfi ( 1989) y fundamento epistemológico de la investigadora Cleotilde Victoria Fuentes de Arias, quien en un artículo publicado en la revista Arje del año 2013, para su interpretación de la Teoría Espacial Multicultural, visualiza el cruce entre el poder local con el poder global, los cuales generan espacios multiculturales, y que a su vez, en este mismo dinamismo, se permiten el dialogo y la combinación de elementos culturales propios y lo que ella denomina los elementos ajenos, y que de algún modo se reconocer en los investigadores sociales, relaciones de dominación, supresión, alienación, de apropiación y autonomía.  

Es importante destacar, que en la Teoría del Control Cultural de Guillermo Bonfi pretende reconocer y articular dimensiones del fenómeno étnico propio de cualquier manifestación cultural y como está, a partir de la introducción del concepto de control cultural, hace posible la construcción de modelos más globales en el que el grupo, la cultura y la identidad se relacionan internamente y como señala Bonfi, “dentro de la propia unidad étnica” y en este mismo ordenamiento organizacional comprenderse la manera en que relaciona con otros grupos, sus identidades y sus culturas. 

Es decir, esta Teoría propone una relación significativa entre grupo y cultura, y a su vez, permite entender la especificidad del grupo étnico sujeto de estudio y la naturaleza de la identidad en función de la categorización recurrente en las diversas manifestaciones culturales, evidenciando la manera en que estas se interrelacionan; su importancia reside en la manera en que el sujeto investigador, logra identificar las entidades diferenciadas y contrastantes inmersas en un sistema particular de relaciones, que parte de la construcción de las relaciones sociales en el caso de grupo; las relaciones interpersonales e intersubjetivas en el caso de individuos con identidades étnicas diferentes; relaciones interculturales para el estudio de sistema poli culturales.

Este principio teórico permitió a la investigadora Fuentes citada por Bonfi (1989), construir lo que denomino un espacio multicultural, en base a una matriz de relaciones culturales etnográficas integrada por elementos y aspectos culturales del joropo venezolano, las tomas de decisiones y las acciones individuales e institucionales, cuyo entrecruzamiento permite evidencia los espacios multiculturales en donde dialoga la cultura propia y la cultura ajena y sus relaciones autónomas: de apropiación y alienación; de encuentros y desencuentros, en el general lo propio de los conflictos multiculturales.

Principio que no difiere de la caracterización que realiza Britto (2019) quien sostiene que en el ser venezolano pre-ponderan los estereotipos, la confusión entre realidad y ficción, las afirmaciones no verificadas, los juicios impresionistas, las asimilaciones de rasgos universales con rasgos locales y a veces el simple prejuicio.

Y le permitirá a la presente investigación, caracterizar el sistema de identificación de lo global y el local regional, representado a través del joropo, pero más pertinente aún, a comprender él porque hay una marcada tendencia de una identidad socio cultural homogénea más que territorial y como esa lectura social requiere de respuestas acertadas por parte del Estado con la finalidad de consolidar el futuro y destino de las culturas locales, regionales y nacionales como elementos motivacionales de la construcción del ser venezolano, y que hasta el momento se han mantenido gracias a la labor tesonera de la comunidad de cultures populares.   

En este sentido, es importante el aporte y riqueza cultural que se encuentra en el joropo venezolano ya que en él convergen rasgos propios de la identidad del venezolano, manifestado a través del contenido, característica y variedades de sus interpretaciones, formas éticas, estética, espirituales, percepción del entorno, memorización y socialización de la tradición oral a través del empleo de melodías populares, poemas, cuentos fantasiosos, leyendas, mitos y creencias; permitiendo explorar al participante conocer sus raíces, vincularla con su cotidianidad, haciendo de la tradición, un elemento activo, intrínseco a las labores diarias. 

Contradicciones o nudos críticos 

En este punto, a continuación se presentan algunas reflexiones preliminares que apuntan a generar aspectos contradictorios que de alguna manera, permiten a la investigadora, transversalizar el objeto y objetivo de la investigación. Entre las primeras aproximaciones a este mundo de contradicciones epistemológicas, se encuentran la globalización y la lugaridad, siendo el primero definido y caracterizado como instrumento controlado de un poder hegemónico, cuyo basamento medular - acumulación de capital- es totalmente ajeno a la naturaleza orgánica e intuitiva del hombre como especie, ya que en fondo representa un espacio de reflexión sobre el objetivo del desarrollo en sociedad; y la lugarización, surge como escenario de conformación ante la imposición del modelo de globalización, y de la necesidad de visibilizar otras  posibles alternativas de resistencia o de confrontación, el cual visibiliza comunidades, formas de organización y procesos de convivencia más cónsonos con el hombre, su naturaleza y su existencia. 

Otro aspecto inicial que se presenta como nudo critico es el cuestionamiento sobre el valor de la economía como herramienta de intercambio social, a través de un primer abordaje de la cultura de lo socio- económico versus cultura de lo socio productivo, y que persigue validar la afirmación de modelo alternos, muchas más profundo que el simple intercambio comercial- mercantilista. Es decir, en diversos trabajo de investigaciones sociales, (estudios sobre el conuco familiar, los truekes en sectores menos favorecidos económicamente, comunidades de intercambio agrícola entre otros tipos) se han sistematizado un conjunto de experiencias que, a pesar, de conformarse como formas aisladas de organización social; estas han demostrado tener sustentabilidad en el tiempo, rentabilidad económica y más importante aún, la construcción de otras formas de comunicación socio- afectiva que genera una cantidad de valor agregado al simple intercambio pecuniario. 

Y por último, se plantea como nudo crítico, una lectura de carácter más filosófico, a través del cuestionamiento del concepto de ciudadanía; pero desde la desconstrucción del planteado por el Estado nación, para resemantizarlo en el contexto de la globalización, cuyo problematización es obligante a la permanente revisión de la identidad nacional, sentir patrio, ser venezolano entre otras expresiones que se presentan como formas alternativas a la imposición homogénea y dominante de un único modelo, dominado por intereses ajenos a la nación, y que de alguna forma condiciona el comportamiento de la sociedad moderna. 

Globalización versus lugaridad 

En este orden de ideas, Escobar (2000) sostiene que el lugar, frente a la globalización, ha tenido dentro de distintas corrientes humanistas un importante repunte en la comprensión del hombre y su entendimiento básico de ser y conocer, sobre todo frente a la nueva condición humana basado en una modernidad, que ha generado dentro del imaginario del hombre una “condición generalizadas de desarraigo” que se expresa en las grandes movilizaciones de exiliados y refugiados, en la cual el factor económico tiene gran preponderancia, sobre todo en el caso de Latinoamérica. 

Este “desarriago” se entiende como la ausencia de lugar, en la cual no se establece algún grado de enraizamiento, linderos y conexiones con la vida diaria, es decir, la identidad del ciudadano moderno se moldea frente al deber ciudadano en la relación Estado – Nación, pero no se fija a la vinculación socio- cultural del espacio local; en este sentido, García Caclini (1999) sostiene que el hombre post moderno y sobre todo la juventud, ha movilizado sus intereses y perspectivas de futuro, básicamente a dos grandes paradigmas; el primero de ellos, es la despreocupación del lugar, como espacio físico territorial, dado a que a través de los medios tecnológicos se han creado nuevas comunidades virtuales que acogen a sus usuarios en utopías más cónsonas a sus intereses personales, un ejemplo explícito de esta realidad, se hace evidente a través del auge de sitios web, donde la gente convive en sociedad a través avatar (personajes modelados por los usuarios) creando alrededor de ellos todo un mundo, y más preocupante aún, la consolidación de relaciones socio- afectivas que son totalmente disociadas de la realidad física.

En otro paradigma planteado por Canclini, se centra en la transformación del hombre en sociedad moderna y contemporánea en un sujeto expuesto a través de la globalización es la obligación de vivir en interdependencia a múltiples culturas, un ejemplo de ello, son las formas cruzadas en la forma de vestir de los seres humanos; pero más explícito aún, es el uso del “spanglish” en el caso del continente americano y que de alguna manera, cuestiona el orden preestablecido por la cultura circunscrita a los Estados nación. 

Esta afirmaciones iniciales, han sido objeto de estudio interdisciplinario, sobre todo en las ciencias de las industrias culturales y la antropología, dado que la sistematización de diversos estudios han demostrado todo lo contrario; el lugar sigue siendo de mucha importancia en la vida de las personas, la existencia de un sentimiento de pertenencia, lo que hace según Casey citando por Escobar es reconocer “la defensa del lugar como proyecto” que permite valorar la incorporación de prácticas económicas que responden a un nuevo orden alternativo, y se constituyen en una posible vía para reconcebir y reconstruir el mundo, desde una óptica no capitalista y cuya modernidad dialogue desde la perspectiva de prácticas basadas en el lugar. 

En este dialogo de contracciones, el problema centra, se encuentra en el sistema dominante, que crea su propio modelo técnico científico para satisfacer sus propios intereses, diametralmente opuesto a los otros, que se enfrentan la dominante, para defender sus derechos a construir su futuro a través de la propia práctica histórica y del control de sus propios recursos y elementos culturales, reales y potenciales, con un proyecto definido, según sus aspiraciones y valores propios. El rechazo al modelo dominante, puede interpretarse, como oposición o resistencia al cambio. 

A través de la praxis de la comunidad de cultores populares del Joropo venezolano mantienen un alto concepto de sí mismo y rechazan las imágenes denigrantes creadas por el sistema dominante, defendiendo su propia concepción de mundo; de ahí la importancia teórica y política de la cultura popular como herramienta básica y clave en construcción de nuevos conceptos. 

Cultura de lo socio- económico versus cultura de lo socio productivo 

Para esta investigación, la autora parte de la concepción de vínculos de continuidad entre el mundo biofísico y el humano, lo cual se hace manifiesta a través de símbolos, rituales y prácticas que difieren de la dicotomía naturaleza / sociedad / cultura, siendo presentando dentro de la sociedad moderna como puntos en permanente tensión y contraste; sin embargo, la vida social no tiene que estar necesariamente opuesta en su estructura de organización como sociedad con la naturaleza y esta última, con la cultura, la cual debe ser comprendida y pensada como una lógica social compleja en donde por ejemplo las relaciones de parentesco tienen una lectura ampliada enraizada a través de lo concebido como parentesco extendido – en el caso de las relaciones familiares- o un arraigo especial a un territorio. 

Según Escobar (2000) la relaciones de parentesco extendido son “concebido como una entidad multidimensional que resulta de muchos tipos de prácticas y relaciones; y también establecen vínculos entre los sistemas simbólico/culturales y las relaciones productivas que pueden ser altamente complejas” (p.119) y que denotan mecanismos subyacentes que organizan las relaciones entre los humanos y su ambiente, en donde el conocimiento de lo local toma especial relevancia.   

En este sentido, Escobar apoyado en las investigaciones de Hobart, Ingols, define el conocimiento local como una “actividad práctica, situada, constituida por una historia de prácticas pasadas y cambiantes” que dependen de un sistema formal de conocimientos compartidos en la cual los seres humanos, están arraigados en la naturaleza e inmersos en actos prácticos, localizados, cuya organicidad permite acuerdos de todo índole desde el social hasta el económico y más importante aún, el socio- productivo. 

De allí, el interés de esta investigadora de comprender el Joropo como práctica localizada, que implica la reconstrucción permanente de conocimientos compartidos y que responde a una actividad lúdica, festiva que refleja al hombre y su relación con su entorno natural, con la historia de prácticas pasadas, pero frente a fenómenos como la globalización tienden a ser cambiante y que a su vez, permite la construcción de formas alternas de socio –productividad en su entorno natural, es decir, en los llanos occidentales, es muy frecuente evidenciar nexos familiares de parentesco extendido, bajo la figura del compadre o comadre, el tío, el primo, el padrino, quienes mediante este reconocimiento socio – afectivo, realizan intercambios socio – productivos sobre el cultivo, la ganadería y forma de producción.  

Sin embargo, el joropo – visto desde sus actores: músicos, bailadores, bailadoras, cantantes- sigue siendo una manifestación lúdica –recreacional y patrimonial del ser venezolano, su organización, estética, metalenguajes y producción se han afianzado en la identidad tanto del llanero como de la venezolanidad como una forma legítima y alternativa que es directamente opuesta al modelo hegemónico socio- cultural de la globalización, cuya base – al igual que muchas manifestaciones patrimoniales del acervo venezolano- responden al legado de la tradición, ya sea esta oral o dancística de las prácticas locales, cuya fundamento se construye y consolidad en los significados de la expresión Joropo en la emotividad del sujeto.    

Ciudadano Universal versus Identidad Nacional 

Escobar (2000) parte de su interés de comprender el carácter problemático de la relación entre lugar y cultura, pero desde una construcción dialógica que valora el término lugar como espacios de creaciones históricas propias y que reconoce los mecanismos a través de los cuales el conocimiento local se construye epistemológicamente y experimentalmente en su relación con la naturaleza, y que deben conversar con las maneras en que la circulación del capital, el conocimiento y los medios configuran la experiencia de la localidad. 

La afirmación anteriormente planteada, refleja la complejidad de los múltiples vínculos entre la identidad, lugar y poder, y el sentido del ciudadano universal planteado por los pensadores modernos y contemporáneos; pero más importante aún, abre un camino para la posibilidad de comprender una nueva concepción del hombre y su relación con el lugar como fuentes de identidades auténticas y esencializadas, donde el resurgimiento del recuento de la construcción de la naturaleza tenga como punto de partida a la misma gente, lo que abre la posibilidad de una visión multifactorial en la que la caracterización y comprensión de los modelos de vivencia social y cultural con la naturaleza; bajo la comprensión de los mecanismos generales a través de los cuales la naturaleza es aprehendida y construida por el hombre, entendiendo como la naturaleza esa mirada integradora del ser, pensar y hacer de los individuos como entes transformadores de su entorno espacial, garante de sus formas de relacionarse y poseedor de una única y propia identidad como especie. 

El concepto anterior de naturaleza, permite replantearse la forma en que el hombre aprende y construye su relación con su entorno, la apropiación del conocimiento local, en el que valora las prácticas, si estas son explicitas o si son desarrolladas a través de algún tipo de proceso de pensamiento, ya que frente a identidades cosmopolitas, homogéneas y hegemónicas surge el planteamiento de Luís Mariano Rivera citado por Fuentes (2013), de identidades localistas como forma de resistencia que reivindican la especificidad de la propia comunidad y la tradición cultural, frente a un mundo cada vez más ancho y ajeno, la identidad como resistencia en los espacios multiculturales de los ámbitos de la cultura propia en los procesos autónomos y de apropiación, en los cuales se producen movimientos de búsqueda de las propias raíces, de revalorización de las tradiciones autóctonas; de búsqueda de revitalización del pasado y de sentimientos comunitarios. 

En este sentido, la comunidad de cultores populares del joropo venezolano, en su praxis diaria, da a conocer los contenidos, las características, variedades y valores de lo conforman a través de la transferencia oral y práctica de las técnicas y procedimientos de la construcción de instrumentos musicales, que la conforman en su forma originaria, tales como: las arpas, los cuatros, las bandolas, las maracas, los violines, los acordeones o cueretas, las tamboras, entre otros. A través de la literatura oral, mediante la construcción de las coplas, las cuartetas, los estribillos, las décimas, las glosas, los romances, las seguidillas. Las danzas, los bailes, los juegos, los cuentos, las leyendas, los mitos, entre otras 

Los contenidos y mensajes de las letras apegados al paisaje natural, la defensa del ambiente integral, el amor a la naturaleza, la relación armónica entre el ser humano y su entorno ambiental natural, el amor y el afecto. Las danzas y bailes arraigadas en nuestro pueblo, todo lo cual constituyen valiosos contenidos tangibles e intangibles que contribuyen a la caracterización de la identidad como proceso representativo de una cultura- nación, y que constituyen rasgos culturales de una historia común y tradición transmitida de generación en generación, en el contexto de la realidad social actual, eminentemente competitiva, desigual en lo tecnológico y científico, que invade las tradiciones. 

¿Y cuál es el problema? 

Para llegar la formulación científica en la formulación del problema de la presente investigación, la investigadora partió de un conjunto de reflexiones que partieron de un problema práctico, que en la medida en que se fue realizando la investigación documental previa, fue sufriendo un proceso de transformación dado, básicamente a la necesidad de transversalizar e indagar teorías sociales que le dieran una base epistemológica a las inquietudes propias del problema práctico. A continuación, el desarrollo evolutivo de la formulación del problema. 

Problema Práctico 

¿El joropo llanero venezolano, aporta valores identatarios individuales y colectivos para la construcción del imaginario social local y nacional?

¿De qué manera el modelo hegemónico socio –productivo dominante en la sociedad venezolana influye en la deformación de la expresión originaria del joropo? Siendo originalmente una acción comunicante para el galanteo entre parejas o enamorados.

¿Cómo ocurre el proceso de legitimación de los hacedores culturales (bailarinas, músicos, locutores, cantantes) en el reconocimiento de las /os maestros representantes del joropo?

¿Tiene futuro el joropo? 

Problema Epistemológico 

¿En qué medida podemos reinventar tanto el pensamiento como el mundo, de acuerdo a la lógica de culturas basadas en el lugar? Tomando como ejemplo las construcciones comunicacionales manifiestas a través expresiones culturales como el Joropo.

¿Es posible lanzar una defensa del lugar con el lugar como un punto de construcción de la teoría y la acción política?

¿Quién habla en nombre del lugar?

¿Quién lo defiende? ¿Cómo se defiende?

¿Es posible encontrar en las prácticas basadas en el lugar como una alternativa socio crítica hacia el poder y la hegemonía?

Problema del anteproyecto de la Investigación.

¿En qué medida el Joropo como expresión socio – cultural puede reinventar el ser venezolano y su relación con el mundo, de acuerdo a la lógica de cultura local que permitan visibilizar construcciones en el imaginario social basadas en las Prácticas Cotidianas? 

Problema de la Investigación 

¿Puede comprenderse al Joropo como expresión socio- cultural del ser venezolano y su relación con el mundo? 

Propósito general:

Construir una aproximación teórica del joropo como expresión socio- cultural del ser venezolano en su relación con el mundo. 

Propósitos específicos 

1.- Diagnosticar el conjunto de prácticas y procedimientos de la lógica de la Cultura local en los llanos centro occidentales identificando los procesos lúdicos- recreacionales, comunicacionales, entre otros vinculados al Joropo.

2.- Relacionar el sentido de identidad, pertenencia, y valores subyacentes de los actores (cantantes, bailadores- as, músicos y locutores) como constructos socio- culturales del ser venezolano.

3.- Determinar el Joropo como expresión socio- cultural y su pertinencia dentro de una lógica local y su relación con el mundo.

4.- Proponer un instrumento metodológico que permita identificar las categorías para la comprensión del ser venezolano, a través de la triangulación de métodos para el análisis del discurso basado en la utilización de libros fuentes de carácter fenomenológico. 

¿Para quién tiene sentido? 

Entre las ideas preliminares que justifican la presente investigación se encuentran:

Dar visibilidad al proceso de dialogo entre el pragmatismo de una expresión cultural de identidad como el Joropo en un proceso de reconstrucción de identidad bajo la premisa del Estado Nación, territorialidad frente a la globalización, como modelo hegemónico de poder socio- cultural, el cual le permite a investigadores de la ciencias sociales y humanísticas, tener nociones sobre instrumentos metodológicos de referencia sobre mecanismos para transversalizar la práctica social con las diversas teorías del conocimiento propios de la post modernidad. 

Revalorización del ser venezolano afianzando los valores de identidad, pertenencia y modelo comunicacionales, socio productivos como alternativa que permitan nuevas construcciones en el imaginario social, en respuesta a la vorágine del modelo dominante; y que de alguna, manera van sumando experiencias significativas positivas entre los y las ciudadanas. Es decir, la visibilización de prácticas culturales tradicionales, va modelando de manera explícita la identidad del venezolano, por ello, en la medida en que se afiancen más investigaciones de ese orden, proporcionalmente será más sencillo apropiar un concepto amplio del ser venezolano. 

Reflexionar para apropiar la legitimidad en las prácticas basadas en el lugar como alternativa y una crítica del poder y la hegemonía sin ignorar su arraigo en los circuitos del capital y la modernidad, como escenarios de confrontación y de dialogo, lo que obliga, por la naturaleza de la investigación a evidenciar la sinergia propia de la cultura hibrida, planteada por García Canclini. 

Por último, establecer estudios de consecución a investigaciones preliminares realizados por grupos de investigaciones locales cuyo eje central o fuente lo constituye el joropo y el registro multidisciplinario de esta manifestación cultural y vincularlo con la línea de investigación de la Universidad Bolivariana de Venezuela, a través del tópico denominado Comunicación y perspectiva estético lúdico como medio de expresión cultural, línea de investigación que tiene como premisa la sistematización de experiencias formativas … para transformas la función social de los medios de comunicación apuntados hacia la orientación, educación y recreación mediante los valores sociales. 

De esta manera, y en concordancia con el Documento Rector de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) (2003) este tipo de investigación es un espacio abierto a lo cultural como dimensión constitutiva de la manera de pensar, hacer, valorar y sentir. Por ello, tiene importancia la forma y manera de la expresión popular del hombre. En torno a este planteamiento, “se pretende vincular a las Bellas Artes, saberes y poderes creadores del pueblo como medio de comunicación social hacia la refundación de la patria socialista, buscando transformar la función social de los medios de comunicación apuntalados hacia la orientación, educación y recreación mediante los valores socialistas”. Es decir, desde lo estético lúdico, contribuir a la transformación del ser humano a un sistema de valores socialista que lo identifique y que le brinde recursos y herramientas que le permitan superar los modelos epistémicos funcionalistas, ajenos a nuestras raíces e identidad cultural. 

Construir el valor subjetivo de que otro mundo posible, mediante el desmontaje del sistema de dominación ideológica unidireccional utilizando la manifestación socio- cultural del Joropo, como una expresión comunicacional e identataria del venezolano y su relación con el mundo, y de esta manera, contrastar de alguna manera la construcción de la Postmodernidad y del hombre en sociedad.

Dado que la Postmodernidad hace que efectivamente sea cambiante el entorno natural del hombre y mucho más dinámicas las expresiones que se signan de ser identatarias de una Nación, por ello, la importancia, de sistematizar y revisar periódicamente las voces de los hacedores culturales, ya que para esta investigadora, los cultores se conforman como la dermis de la piel de un Estado- Nación, y en el marco, de las políticas emprendidas por el Ejecutivo venezolano, son identidades de referencia obligada para cualquier estudio sociológico. 

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